1984: DIOS PADRE NOS HABLA DE LA CARIDAD
El mensaje espiritual para el día de hoy, siendo las 3 ¼ de la tarde, es el siguiente:
Debo referirme hoy a la caridad. La caridad es aquella entrega, ese desprendimiento del ser humano, como ente pensante para sus hermanos en Cristo. Hay caridad con sentimiento y caridad de hechos y de obras. Para que ésta sea perfecta debe contemplar, no solo el sentimiento, sino también las obras. Por cuanto, si tú das un pan al prójimo pensando en que esa persona debe estar muy agradecida por tu gesto de nobleza, no estás más que satisfaciendo tu orgullo y, en ese caso, más te vale que no arrojéis nada que manche tu espíritu en lugar de enriquecerlo. Si tú das un pedazo de pan y, posteriormente, menoscabas a quien diriges tu donación, estás cometiendo el pecado de humillación, el cual hace que tu ofrenda, en lugar de enriquecer tu espíritu, lo empobrezcas. Si tú das una limosna para que los demás piensen cuan bondadoso eres para con tu prójimo, pero sin sentir para con él rasgos de amor, de ternura, de deseo ferviente de ayudar en algo a calmar su hambre, su dolor, de encontrar un refugio si es de albergue, estáis cometiendo un gravísimo pecado de deshonestidad, no solo para con tu hermano en Cristo, sino también contra ti mismo, porque engañas a los demás, engañas a tus sentimientos y empobreces tu espíritu, por ello, más te valdría que no hicieseis nada por alcanzar lisonjas, ni vanas glorias que perjudican tu espíritu convirtiéndote en un ser despreciable para con los demás y para contigo mismo. Húyele a la falsa caridad, a la falsa modestia, si tu haces una buena obra, no te vanaglories de ella, hazlo para que tu corazón sienta la felicidad profunda de satisfacer en tu prójimo una necesidad que, si todos cumplieseis con este mandato divino, no habría desnudeces, hambre, injusticia, por cuanto vosotros mismos sois los responsables de todos los que no tienen para comer, por cuanto si tú tienes, eso que tienes no os pertenece sino en la parte que satisface tus necesidades humanas, lo demás que te ha llegado es para que lo compartas con tus hermanos en Cristo, eso no es tuyo, óyelo bien, piensa con qué dinero, lujo ni cosas materiales te envuelven cuando decida llamarte ante la Divina Providencia, allí tu espíritu puede verse más pobre y más desnudo que el ser más desposeído a quien le negaste un vestido, un alimento, una cama para recostarse y recuperar su cuerpo enfermo, es aquí donde os sentís afligidos, ya cuando es poco lo que podéis hacer por el bien de tus congéneres. Es aquí donde os arrepentís, ya todo se encuentra dicho. Así hubieses disfrutado de muchos bienes materiales. Aquí todo eso sobra, por cuanto no lo necesitáis, porque no olvides que la carne, esa envoltura que cubre tu espíritu, se descompone, y pierde todos sus vanos atractivos; aquí, el desposeído de belleza física, el rey, el más humilde, el docto, el letrado, el ignorante, el sabio, son para mi solo espíritus con adornos de amor, de caridad, de perdón, de renuncia en favor del bien común, de paciencia, de justicia, de paz, de sentido amor con sus hermanos en Cristo. No olvidéis jamás mis palabras por cuanto os las digo para que cada uno de vosotros las sintáis en toda su dimensión y no penséis que solamente haciendo caridad con aquello que os sobra seréis premiados, por cuanto jamás olvidéis que la tierra es lugar de expiación, no lugar de recompensa. Pues para ello os tengo reservado sitios en el lugar de vuestro origen. Pues tampoco debéis olvidad que de aquí procedéis y es aquí que tarde o temprano volveréis. Este es el mensaje para el día de hoy.