Amada hija, de nuevo quiero reanudar estos mensajes que habían sido interrumpidos desde hace ya un tiempo, pero ahora van a seguir siendo una guía muy importante para ti porque, en ellos, encontrarás muchas bendiciones especiales, no solo para ti sino también para tu familia y para aquellos seres que se encuentren dispuestos a escucharlos y obedecerlos de corazón. Sí, hija, porque ellos encierran una gran sabiduría además de enseñanzas muy importantes para la salvación de vuestras almas en estos momentos de gran obscuridad donde, también, gran parte de mis sacerdotes están confundidos y han perdido el rumbo de lo que debe hacer un pastor de almas, se han dejado envenenar por el modernismo que no trae sino confusión y maldad, pues muchos han creído que dejando la oración llegarán al cielo, lo cual es un error terrible pues el alma alejada de mí solo encuentra maldad y desgracias por doquier, le llevan a perder no solo su alma sino también el alma de sus ovejas a él encomendadas, pues en ellos ya no hay pecado y al negar esta verdad que separa al hombre de Nosotros, viene el caos y son arrastrados por el enemigo y conducidos al infierno eterno que hoy niegan, pero, cuando están allá, gritan de desesperación y de rabia con ellos mismos y por haber perdido la fe que los llevaría al paraíso.

Esta es una realidad, hija mía, que deben predicar a todo ser humano para que enmienden su vida de pecado y vuelvan arrepentidos a su Creador que los espera con los brazos abiertos. Esta realidad, hija, está siendo conculcada por aquellos que no creen y por los indiferentes que nada les perturba porque no se atreven a defender la verdad, viven como si esa ofensa nada tiene que ver con estos seres culpables. Esto también sucede hoy a los tibios, dije una vez: “Los vomitaré de mi boca”, pues reciben mis beneficios y a la hora de levantar su voz para defenderme se hacen los indiferentes y no pronuncian una sola palabra en mi defensa, a estos también se les pedirá cuentas de todo este silencio culpable, hija mía. Estoy muy satisfecho por hacerte llegar este mensaje, por ahora solo deseo, hija mía, que los recibas y atesores para los días que están a la puerta de cumplirse, pero como os digo, Yo estaré con vosotros, escuchad atentamente mis mensajes y no tendréis nada de qué preocuparos.

Este es el Mensaje Espiritual para el día de hoy. Tu Jesús.