Hija mía, hoy quiero explicarte el panorama que estás viviendo en estos momentos, la mortandad es grande pero más grande e infinitos los sufrimientos que hemos tenido que pasar viéndoos que, por muchos llamados que hemos venido haciendo a esta humanidad pecadora, infame y totalmente extraviada del camino de la santidad a la que habéis sido llamados todos, ¡absolutamente todos!, y ¿cuántos responden con valor y con firmeza a seguirme siendo Yo el camino, la verdad y la vida? Os pregunto: ¿por qué este hombre de esta época se encuentra tan lejos de Mí? ¿Por qué no respetan mis Leyes y desde niños se acostumbran a hacer su voluntad a cualquier precio? Los padres, algunos, no todos, se dedican a llenarlos de cosas materiales dejando a un lado los valores religiosos que son los necesarios para salvar sus almas. Llegan a adultos ya cambiados en el adoctrinamiento socialista, por miles de razones negando mi existencia y es cuando Yo no significo ya nada para ellos y viven su vida de ateísmo y de pecado contra la pureza, se vuelven soberbios, prepotentes, creen que son los dueños del conocimiento y de la verdad pero muy lejos de Mí, viven una vida entregada a desconocerme e ignorarme como si Yo no existiera, ignorando que es a Mí como quien, tarde o temprano, tienen que venir a darme cuenta hasta del más mínimo pecado del cual pediré estricta cuenta como Juez Supremo de todos los hombres.

Hija mía, te respondo, ese mensaje enviado por la jerarquía es mentiroso pues esa misma jerarquía ha dicho lo que le ordenó Satanás con la comunión en la mano, así es como también han cerrado los templos y la supresión de la Santa Misa como bien has podido saberlo, ellos viven en la apariencia del cristianismo, pero, en verdad, os digo que todo es para conseguir el caos, para separarme infinitamente de los hombres. Sí, hija mía, sigue rezando, seguiré conviviendo comunicándoos los acontecimientos que os están tratando de hacer.

Os amo y os bendigo. Tu Jesús.